¡¿Y los cuidados pa’cuando?!

Mejorando las condiciones de trabajo, y sobre todo en la economía del cuidado, estamos nutriendo el pilar fundacional de nuestro éxito como especie y de una forma bastante tangible

A Karine por la perseverancia.

La semana pasada se aprobó en primer debate en Tiquicia el proyecto de ley (Expediente 21 182) que propone las jornadas de trabajo excepcionales o el llamado 4×3. Según una política de turno, este cambio al horario laboral es «adicional y voluntario». ¡Bah! ¡Claro! cómo si las mujeres trabajadoras pudieran permitirse ambos adjetivos. La propuesta en cuestión no solamente ultraja conquistas laborales centenarias, sino que olvida el motor central de la sociedad: La Economía del Cuidado. Esa economía invisible de la cual se saca provecho en detrimento del bienestar de quienes la sostienen: mujeres madres, abuelas madres, tías madres, cuidadoras, mujeres autónomas.

La sociedad del cuidado prioriza la sostenibilidad de la vida, articulando cuidados de las personas y del planeta. Es un camino para revertir la desigualdad social y de género en forma sinérgica con la dimensión ambiental y el desarrollo económico. Contrarresta la precarización de los cuidados y visibiliza los efectos multiplicadores de la economía del cuidado.

Naciones Unidas.

La economía de los cuidados descrita en la cita anterior vendría a subsanar la gran mayoría de los problemas actuales del universo mundial -como dice una querida amiga. No obstante, como bien lo consigna la OIT ( Organización Internacional del Trabajo), su esfera se caracteriza por alta precarización laboral, carencias amplias de protección social, riesgos físicos, mentales e incluso sexuales. Entonces, si le sumamos que ahora en CR algunas personas empleadoras van a plantear jornadas de 12 horas diarias de trabajo durante 4 días a la semana con 3 días de descanso, como una «opción» para sus trabajadoras, me pregunto a qué hora podrá está mujer cuidar su hogar y su núcleo familiar.

Porque nos guste admitirlo o no, en el gran porcentaje de las casas costarricenses, son las mujeres quienes cuidan desde la limpieza del piso, las ventanas y la vajilla, hasta los resfríos y diarreas de sus hijes, nietes, sobrines, conyugues. Son además, las que hacen las cuentas para llegar a fin de mes – y eso que según el Presi la inflación bajó y favorece el bolsillo de la clase trabajadora – y las que, si de forma ambiciosa o por necesidad o por gusto o superación personal deciden estudiar, ahora deberán sumar una tercera jornada a sus días de tan solo 24 horas. Aunque tal vez soy dramática y olvido que en CR el tráfico es kinestéticamente ágil o bueno, no recordaba que las mujeres se pueden teletransportar de su trabajo a la casa y viceversa.

Foto por Linoca Souza

Desde niña he tenido la fortuna de aprender sobre derechos laborales y siempre he recordado lo que conmemoramos los #1mayo: La conquista de 8×3 = 8 horas para trabajar, 8 para recrearse y 8 para descansar. Incluso firmemente creo que debemos luchar por tener más tiempo de ocio, para propiciar la creatividad y porque aunque no se reconozca en este sistema altamente productivo, el ocio es un derecho humano básico. Así, deberíamos entonces estar emulando al famoso Primer Mundo (!¿?!) y que nuestra batalla sea por jornadas laborales más cortas como en los Países Bajos (32,4 horas) Austria (33,7 horas), Noruega (34,1 horas), Dinamarca y Alemania (ambas con 34,6 horas) Incluso emular a Chile, país que recientemente bajó de 45 a 40 horas semanales (Universidad,2023) ¡Eso sí con la misma remuneración!

Lo anterior no solamente mejorará el bienestar de las trabajadoras del cuidado, sino que refrescará mental, física y emocionalmente a las personas. Esto permitirá respirar al sistema cultural, social y ecológicamente hablando. Mejorando las condiciones de trabajo, y sobre todo en la economía del cuidado, estamos nutriendo el pilar fundacional de nuestro éxito como especie y lo hacemos de una forma bastante tangible. Para muestra un botón:

Universalizar las licencias para el cuidado de niños y niñas, las interrupciones para la lactancia, los servicios de cuido infantil en América Latina y el Caribe, entre ellos Costa Rica, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, generaría unos 25,8 millones de nuevos empleos directos e indirectos.

De estos nuevos trabajos, se proyecta que 9 de cada 10 serían formales y alrededor de 8 de cada 10 los ocuparían mujeres. Así lo proyectó la Organización Internacional de Trabajo (OIT) en su nuevo estudio “Los cuidados en el trabajo en América Latina y el Caribe: Invertir en licencias y servicios de cuidados para una mayor igualdad en el mundo del trabajo”.

Semanario Universidad,2022.

Por tanto, tengo un poco de esperanza en que el proyecto 4×3 sea repensando por Sala 4 y por las personas diputadas antes de su votación en segundo debate. Tengo más esperanza en la movilización social para evitar su aprobación. Y mucha más en quienes sí tenemos el chance en nuestra agenda diaria de salir a marchar. Luchemos entonces para que los cuidados sean prioritarios y remunerados de forma justa y universal. ¡No al 4×3!

Lecturas sugeridas:

https://revistapesquisa.fapesp.br/es/la-economia-del-cuidar/

https://semanariouniversidad.com/pais/invertir-en-economia-del-cuidado-generaria-258-millones-de-empleos-en-america-latina/

https://delfino.cr/2023/06/defensoria-de-los-habitantes-sobre-proyecto-de-jornadas-4×3-es-un-retroceso-en-los-derechos-laborales

43. Atrás para el impulso

«El impulso es esa fuerza que puede movernos desde la melancolía de los finales hacia la belleza de los principios». -RG

Llevo varias madrugadas con algo de insomnio. No han sido semanas fáciles. Muchas tareas pendientes y por eso reflexiono que este 2022 ha sido más cansado que los dos años anteriores. ¿Difícil de imaginar? A ver. Al 2020 mejor ni darle mucha cabeza; sobrevivimos a punta de valentía y solidaridad. El 2021 fue cómó «¡A mirá vos aquí seguimos»! y habían en el ambiente texturas bondadosas. Sin embargo, este año ha sido bastante grosero. Y elijo esa palabra porque es la única que me toca el corazón y la panza. Aún así, ventoso y aguacereado, me ha enseñado y a lo mejor a ustedes también.

Les propongo estas anotaciones.

¿Qué nos impulsa a seguir andando, ya sea a modo cross fit o a pasito tun tun? Pues ese espíritu de fuerza humana resiliente, el cual identificamos de manera más fácil en personas que han pasado enormes vicisitudes -mártires por ejemplo, y que comunmente no lo reconocemos en nosotros/nosotras. Y es que para mí -al menos- tanto esfuerzo necesitan luchas internas que quizá parecen nimiedades, como duelos profundos que debemos afrontar. Mi abu decía que cada cabeza es un mundo y yo digo: cada cabeza, cuerpo y corazón son un mundo. Cada persona libra sus propias batallas. Y eso en sí es absolutamente meritorio.

«Atrás ni para tomar impulso»….¡Mmmmm pues no! Claro que sí se vale. Retrocedamos dos pasos, hagamos pausa, trazemos ruta, reagrupemos, que no todo siempre es hacia adelante. «Según la Física, la fuerza tiene cuatro propiedades fundamentales que son: la intensidad, la dirección, el sentido y el punto de aplicación» y estos principios los podemos moldear, según sea nuestra intención o propósito. Escribió una amiga querida: «La fuerza es impulso» y como tal energética. Por tanto, está sujeta también a fallos y a la necesidad de recargarla cada que se requiera. Lo que sí no se vale es atorarse en un retroceso lleno de «hubieras» o reclamos. Lo que no se vale es no impulsar nuestros sueños ni deseos.

3. Y si entonces la propuesta es que se valen las pausas y los pasitos pa’trás para tomar impulso, me viene útil recordar un texto que escribí hace algunos meses. Debo reconocer que no lo practico tanto como debería, por lo mismo retrocedo, lo releo e intento de nuevo ponerlo en práctica. ¿Será que parte de lo grosero de ese año para mí yace en la pesadez de mi quejido? Este ejercicio lo retomo y les invito a hacerlo. El lenguaje es parte fundamental de la comunicación básica y puede darnos impulso o robarlo a otras personas, como a nosotras/nosotros. Cito a mi querida amiga de nuevo: «El impulso es esa fuerza que puede movernos desde la melancolía de los finales hacia la belleza de los principios» . Y esto lo conseguimos tanto con nuestras acciones y nuestras palabras para afuera como para dentro día a día.

¡Dele play y pongale sabor!

La clarividencia de nuestras palabras

A Gabo por hacerme aterrizar siempre con ternura.

«La palabra crea objetos» leí por ahí y me parece una frase poderosa. La interpreto como ese power que tiene la producción del lenguaje. Seamos relativistas o universalistas, existen articulaciones profundamente interesantes donde transitan nuestros deseos y miedos, y que al verbalizarlos cobran vida. Al enunciar construimos y con ello comunicamos. No obstante, considero – al menos en mi caso – que he subvalorado lo que comunican mis palabras. No siempre, pero he descuidado estar atenta y aquí nace este mosaico.

No me había percatado de cuan whiny– Jamás había escrito esta palabra en inglés – he sido en muchas ocasiones. Sé que es usual hacerlo y no es del todo insano hacerlo. Lo que ocurre es que si no se presta atención al uso recurrente de adjetivos de connotación negativa, los cuales utilizamos para referirnos a una situación o persona, estamos transmitiendo a nuestro receptor toda una bolsa cargada de nuestros quejidos y solo tal vez la cargamos una vez más en nuestros hombros.

A ver explico. Hay situaciones y personas en la vida que no nos son tan placenteras. – Yo no soy placentera para muchas/muchos. ¡Y está bien!, sin embargo, al estar verbalizando nuestro malestar constantemente en forma de quejido -eso sí, no me refiero a conversaciones asertivas- únicamente estamos creando objetos oscuros y pesados, los cuales nos continuan envolviendo en esa insatisfacción e incluso hará sentir – con bastante acierto – a nuestros receptores cuan infelices somos. Y sí tal vez nos sentimos así, mas pudiera ser que estemos obviando los soles que de cuando en cuando se asoman.

Dice una amiga muy sabia «que todo es actitud» y tiene toda la jeta llena de razón, como decimos en Tiquicia. No se trata tampoco de andar todo el tiempo como Ned Flanders en modo: «¡Lindo lunes!» «¡Feliz martes!» Pero sí de prestar toda la atención a escuchar nuestras palabras antes de verbalizarlas. Estas palabras permean nuestro imaginario y construyen en otros nuestras percepciones.

Si la palabra crea objetos, entonces nuestras palabras crean de cierta forma una realidad, y si estamos en un momento de la vida, durante el cual nos sentimos frustrados, desanimados, surge una oportunidad de sentarnos a escucharnos. – ¡Ojo! que no me refiero a personas que estén deprimidas. Eso es un asunto muy complejo. – Me refiero a examinar cualés adjetivos y expresiones usamos y por qué las escogemos.

Al entrenarse en un idioma, una habilidad es la elección de palabra, la tan usada w.c. en los examenes de inglés. ¿¡Qué tal sí lo aplicamos a nuestra cotidianidad!? Son miles de palabras en cada idioma. Millones de combinaciones posibles. Así que parte del aprendizaje, será escucharse antes de elegir una palabra. – Y yo tan apresurada para hablar, deberé esforzarme. Ahí está el reto, evitar generalizaciones, evitar quejidos recurrentes que son en muchos casos verborrea de una sociedad que no hace pausas, y donde se escupen palabras sin prestar atención al poder que éstas engendran. Este es el ejercicio sencillo que les propongo: hacer uso de la clarividencia de nuestras palabras.

La gentil magia del esfuerzo

2. m. Empleo enérgico del vigor o actividad del ánimo para conseguir algo venciendo dificultades.

Para M.

La segunda acepción del verbo «Esforzar» en el DRAE se ajusta a mi sentir. Me hace recordar a personajes como Forrest Gump, quien aunque quizá sin quererlo, se esforzó por ser un buen ser humano. Saltan a mi cabeza, corredores-as volando a la velocidad de la luz en los 100 metros plano. Gimnastas elevando sus brazos con una sonrisa luego de levantarse de una caída y de vuelta a las acrobacias. Pero de la misma manera, en un plano mas terrenal, mámas con tres jornadas de trabajo; agricultores despertando al alba para arar la tierra, su pedacito. Niñas-os aprendiendo a andar en bicicleta. Personas no tan en forma corriendo por las mañanas. Caminantes de todos los niveles cosechando kilómetros de aventuras. Todas estas personas son ejemplo de esfuerzo.

Y ahí está el detalle, como diría Cantinflas. El esfuerzo es mágico. Nos nutre. Nos estimula. No es fácil esforzarse. Cuesta sacar esa energía y ponerla a producir, sopeso de las dificultades. No es nada fácil ponerse la ropa deportiva cuando una no luce como dicen las campañas globales. Y aún así, se llega al gimnasio a sudarla por la salud, por la serotonina. No es placentero -en el momento- montarse en la bicicleta y caerse cada cinco segundos. Duelen las rodillas; duele el ego. Y por eso es que repito: El esfuerzo nos nutre. Nos revitaliza porque luego de esforzarnos nos sentimos vivos-vivas. Cuando se logra el equilibro, cuando se nadan varias piscinas, cuando soltamos ese hábito nocivo, cuando dejamos ir lo que no fluye. Ahí nos esforzamos y el flujo energético nos aligera la carga, los omoplatos, el corazón y la mente.

¡Levántate y brilla!

Nos esforzamos física, mental y socialmente. Y aquí otro gran alcance de sus bondades. La convivencia con nuestros coterráneos implica nuestro esfuerzo y el de ellos-ellas. Aún más en estos tiempos convulsos. Debo reconocer que lo intento, pero a veces no me es tan fácil. Esforzarse por no desesperar ante lo que encuentro molesto. Ojo no se trata de soportar malos tratos ni estupideces, sino de esforzarnos en generar empatía, en mirar en la otra persona a alguien que también se esfuerza. La solidaridad implica esfuerzo común. Dar cuando podemos y queremos y recibir cuando lo necesitamos. Esforzarnos en la construcción de un mundo menos gacho. Y para que esta ecuación funcione hay algo que es necesario reconocer: el esfuerzo debe venir desde adentro y ser honesto. Si no se desea esforzarse, este no tendrá esa gentil magia. Porque el esfuerzo es actitud más que aptitud y nuestro espíritu lidera la misión.

Así las cosas, encuentro una necesidad grandiosa de pausar y mirar cual es nuestra relación con el esfuerzo. Darnos una palmadita en el hombro por intentarlo o de una vez por todas dar ese salto del sofá y dejar que sus bondades nos cobijen. Sea cual sea nuestro esfuerzo, estoy plenamente convencida de su poder transformador, a toda escala y en alcance planetario.

«Perspective is everything when you are experiencing the challenges of life.» /»La perspectiva lo es todo cuando se experimentan los retos de la vida».

Joni Eareckson Tada, autora estadounidense y defensora de las personas con discapacidad

La espiritualidad de la cultura

La cultura nos nutre. Nos espirualiza. Su valor es incalculable. Su valor es intasable.

Hoy tuve la vitaminica oportunidad de escuchar y ver en televisión al gran músico y cantautor Manuel Monestel. Nunca lo he conocido personalmente, pero siempre me deleitaron sus actuaciones en los hoy añorados Festivales de las Artes. La entrevista de hoy me abrió los ojos y me gustaría compartirlo.

Manuel de manera sencilla y honesta habló sobre la crisis del sector cultura e hizo una alusión hermosa que tocó mi alma. Yo no me había percatado de ello. La música es bastión. La música nos sostiene ¡Y sí, así es! Cuan cotidiano es escuchar nuestra música favorita y no pausar para sentir su magnificencia en nuestro cuerpo y espíritu. Manuel tal vez ya lo ha cantado antes en sus canciones, y esta vez en prosa lo narró. Y así como la música logra ese efecto, así también lo consiguen sus hermanas: la danza, el teatro, el cine, la pintura, la escultórica, la literatura, el humor por citar las que llegan a mi cabeza. El arte en general. ¡Cuán necesario es para nuestra vida!

Nota 1. Aun cuando leí por ahí que el arte y la cultura "son completamente diferentes", ya que se dice que el primero es solo "la manera en que se expresa las diferentes sublimaciones de una cultura, que va bien dirigida a la satisfacción" y el deleite, y la cultura por otro lado, " posee aspectos que influyen directamente en las relaciones sociales, políticas y  económicas de un individuo, grupo poblacional o país", en este mosaico ambos están intrínsicamente relacionados. Para mí, el arte deviene cultura y viceversa, en el momento en que el primero se interesa por su contexto, por su realidad. La plasma, la narra.

Esta epifanía tardó en llegar. Y es triste, ya que olvidar el valor del arte en la calidad de vida de las personas nos lleva al escenario actual. Uno de los sectores más afectados en esta pandemia, que parece no acabar, es la cultura. Miles de artistas en el mundo, cientos en nuestro país, que como bien menciona Manuel, han perdido todas sus formas de ingreso. Esto es desastroso y más aún están siendo privados de ejecutar su arte, su talento. El mundo entero se priva de ellos y ellas. No va a ser casualidad que las depresiones aumenten. Como bien dice Manuel: la posibilidad de compartir en un espectáculo, de generar ese intercambio energético entre audiencia y artista es incomparable. Ninguna licencia de zxxx, ni ninguna proyección 5D la puede igualar.

Mona Lisa en el Mobile World Congress por el artista urbano Salvatore Benintende, también conocido como TVBoy

Quizás descubro el agua tibia. La cultura en nuestro país -y en muchos otros puntos cardinales- no es relevante en el presupuesto estatal. Se vanaglorian los políticos en ella, aunque es un discurso hueco ¡Es doloroso! Este pensamiento se difunde. Dígale alguien a la mamá o al papá que quiere ser músico, actriz o bailarín para escuchar el «¡Quéeeee! quiere morirse de hambre». En un mundo patas pa’arriba como dijo Galeano, de que nos extrañamos. Mi invitación es a extrañarnos, a cuestionarnos, a revalorar las artes, su aporte a nuestra cotidianidad, a nuestro humanismo.

Nota 2. Debo mencionar que el término Cultura en este mosaico se refiere a las expresiones artísticas, a lo conocido como bellas artes y al humanismo: Al arte en general y en especial al descrito en la nota anterior. Asimismo, la cultura también significa ese conjunto de saberes, creencias, convenciones comunicativas materiales e inmateriales utilizadas por un grupo social (Cosmogonía y Cosmovisión). En ningún caso, la cultura debe ser relacionado o equiparada con civilización o educación. Así, todos las poseemos cultura; somos cultura. 

Por todo esto, la cultura no puede ser un privilegio para las élites; la cultura no puede encerrarse entre mármoles y terciopelos. La cultura y sus nutrientes deben estar al alcance de todas las personas, en las comunidades, en las plazas. La cultura nos nutre. Nos espiritualiza. Su valor es inmensurable. Nos corresponde a nosotras y nosotros revalorizarla en nuestras vidas, trasmitirla a las generaciones más jóvenes y demandar su lugar en nuestra familia, nuestra comunidad y nuestra sociedad. ¡Ojo! Exigir el arte como derecho humano fundamental, no como privilegio de una clase en particular. Que sea un derecho humano para las audiencias, y para quien ha hecho de el su pasión y forma de vivir, debe constituir un oficio con todos los componentes de un trabajo decente ¡No funciona de otra manera!

Lobster Band – Calypsonians con Cantoamérica (Costa Rica) / Concierto Asia-África-América Teatro Variedades, Costa Rica, 2010 Edición: Alberto Zamora (Ojalá Comunicación)

Epifanía

Hoy fue un domingo intranquilo. Aún me queda la noche, pero con estas posibilidades aprendidas se que mañana me sentiré plena y feliz.

Hoy fue un domingo lleno de temores y en medio de la tristeza que hace rato no sentía, descubrí tres posibilidades. La primera que la culpa nunca debe decidir por mí. Qué si bien pienso en los demás y en sus necesidades, primero estoy yo. Y que esto es así porque la culpa me impide escucharme. Qué yo debo hacer lo mejor como ser humano, pero nunca sacrificar mi paz, lo cual no me hace egoísta solo cuidadosa. Si no se siente fluido, dejar ir.

Lo segundo que aprendí es que no soy como las demás personas. Soy única y resulta que dentro de este ser que soy convivo con una alta sensibilidad. Me aturden los ruidos fuertes, me agobian las imágenes crueles y me invade un dolor enorme la incertidumbre. Para algunos seré una persona «estresada» o «nada estable» mas me ha tomado años aceptarme así y mirar estos «defectos» que llama el mundo como atributos de mi personalidad, los cuales más bien he podido ir comprendiendo y sacando lo mejor de ellos para vivir aquí y ahora.

Lo tercero que aprendí es que aún cuando el consejo venga de buen corazón, he decidido mejor no darlo. Damos consejos con intención, pero cada unx es gestor de su vida y en ella mandan nuestras decisiones. Desde hoy escucharé con amor y elevaré luz por la situación de mi prójimo, pero consejos comprendí que en mi plano evolutivo son únicamente para mi camino.

Hoy fue un domingo intranquilo. Aún me queda la noche, pero con estas posibilidades aprendidas, sé que mañana me sentiré plena y feliz.

Termino este mosaico agradeciendo el leer y no preguntar más. Cada quien tome para su saco desde donde pueda y desee.

Apuntes reparadores para no hablar papaya

«El cerebro no vive dentro de la cabeza, aunque ésta sea su hábitat formal. Se extiende por todo el cuerpo, y con él, al mundo exterior». – Franf R. Wilson

cabecera-La-ronda-de-los-presos
La ronda de los presos, Vicent Van Gogh

A Rocío, por tratarme siempre con amor.

Me detengo por un segundo y sonrío. Lo hago ante el recuento de las veces que alguien a mi alrededor ha dicho: “¡Mae, más loco!”, “¡Bipolar, fijo!”; “¡Qué tipa más rara!” “¡Está de atar!” Y la lista es incontable y heterogénea. Lo he escuchado de compas, no tan compas, imbéciles por naturaleza, idiotas por deporte e inteligentes sencillos o petulantes. Sin embargo, ninguno se ha detenido por un segundo a valorar la posibilidad de estar hiriendo a quien escucha. Y digo hiriendo, no porque haya algo de vergonzoso en estar asociado a esta locura tan etiquetada por nuestra sociedad, pues es eso: pura etiqueta; lo expreso porque muchos y muchas no tienen ni la más remota idea de lo que sucede emocional y químicamente cuando se padece una enfermedad mental.

Apunte 1. La locura, en esta sociedad que vanagloria una normalidad inventada en absurdos colectivos, es tabú, estigma y motivo de burla en chistes cotidianos. Pero la gente olvida que la locura es también discapacidad y representa un reto para quien la padece. Imposibilita a millones de personas en todo el mundo, en el norte y el sur. La demencia, la esquizofrenia, la bipolaridad, los trastornos OC, las manías inhiben a quienes las padecen, lo hacen de forma personal y social. Cuando se diagnostican, ellos y ellas temen, se esconden ¡Claro, no te miran igual si decís: soy hipertenso, a señalar sufro esquizofrenia.

locura-770x513

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la enfermedad/trastorno metal como “una alteración de tipo emocional, cognitivo y/o comportamiento, en que quedan afectados procesos psicológicos básicos como son la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción, la sensación, el aprendizaje, el lenguaje”. Puesto así, los comentarios banales que hacemos sobre la locura en nuestro día a día son brutalmente insensibles e injustificados -más cuando se estima que en el mundo 450 millones de personas padecen una enfermedad mental, y casi dos tercios de las personas afectadas no buscan o reciben la ayuda necesaria.

Apunte 2. Si tanta mierda provoca la locura ¿cómo es que genios artísticos y hasta científicos lograron, frente a evidencia que padecían un trastorno, producir tanta belleza? Nombres como Vincent Van Gogh, Sylvia Plath, Salvador Dalí, Virgina Woolf, David Helfgott, Horacio Quiroga, John Forbes Nash comienzan a bailarme en la mente: su talento, su creación que ha embellecido la vida, en contraste con el dolor que les acompañó. Para algunos su enfermedad fue la impulsora de su genialidad. Para otros , ellos y ellas lograron arte sopeso de su demencia. Su creación y su locura son un misterio indisoluble.

Como bien lo define la conservadora del Museo Van Gogh en Amsterdam, Nienke Bakker: «Van Gogh no pintaba por su enfermedad sino a pesar de ella». Durante sus ataques se pasaba días y a veces semanas sin poder trabajar. «El trabajo parece haber sido su único sostén» En la carta de despedida a su esposo, Virginia Woolf lo plasma de una manera altamente angustiante:

«Querido: Siento con absoluta seguridad que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Yo sé que esta vez no podré recuperarme. Estoy comenzando a oír voces, y me es imposible concentrarme. ..No creo que haya habido dos personas más felices que nosotros, hasta que ha venido esta terrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás trabajar. Sé que lo harás, lo sé. Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No puedo leer. «

Apunte 3. ¿Es lógico, por tanto, trazar una relación entre creación artística, locura y genialidad? Existen posturas teóricas distintas. Posiciones que establecen que la locura acentúa la genialidad o la viceversa. Distinciones entre locos/as comunes y corrientes y genios/as.  Nadie se pone de acuerdo. Tal vez porque lo único realmente acertado es que esta relación encierra un acertijo. Cada cabeza es un mundo. Y en este sentido inexplicable en términos convencionales.

van gogh autoretrato
Autoretrato con la oreja cortada, Vincent Van Gogh

Apunte 4. Parece entonces provocador indagar entre arte y locura y centrarse en su función reparadora/creadora de resilencia. Personalmente, el arte me ha mantenido viva. La música, el escribir, el pintar, el bailar son catarsis sanadoras. Multiplíquese esto en mentes aún más talentosas. Si bien muchos de estos artistas sufrieron incomprensión en su tiempo, lo cual acentuó su enfermedad, fueron valientes de no dejar que su arte desapareciera y se contaminara entre desordenes químicos y espesura mental.

Como Gro Harlem Brundtland, directora general de la OMS, anota: «La enfermedad mental no es una falla personal», «De hecho, si existe una falla, es en la forma en que son tratadas estas personas con trastornos mentales». ¿Y qué y si nos acercamos a los trastornos mentales desde otra óptica? ¿Y qué y si despojamos la locura de miedo y odio? Mirémosla con cercanía, con empatía, sin asco.

Apunte extra. Deje de hablar papaya sobre la locura. La enfermedad mental es también discapacidad. Sin tratamiento integral, sus efectos personales y sociales son tóxicos. Las y los que la padecen sufren discriminación y aislamiento. Entre más cercano y amoroso tratamos la locura, más podemos aprender de ella y crear formas más sanas de con/vivir, como por ejemplo caminar hacia un «buen vivir» de la locura. En la creación-expresión artística hay terreno locamente fértil.

Lecturas sugeridas:

Vincent Van Gogh, un genio al borde de la locura. http://www.vanguardia.com.mx/articulo/vincent-van-gogh-un-genio-al-borde-de-la-locura

Del arte a la locura y de la locura al arte: La expresión genial de la patología. https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/wimblu/article/view/15451

¿Cómo ayuda el chamanismo a un esquizofrénico? http://planosinfin.com/como-ayuda-el-chamanismo-a-un-esquizofrenico/