¡¿Y los cuidados pa’cuando?!

Mejorando las condiciones de trabajo, y sobre todo en la economía del cuidado, estamos nutriendo el pilar fundacional de nuestro éxito como especie y de una forma bastante tangible

A Karine por la perseverancia.

La semana pasada se aprobó en primer debate en Tiquicia el proyecto de ley (Expediente 21 182) que propone las jornadas de trabajo excepcionales o el llamado 4×3. Según una política de turno, este cambio al horario laboral es «adicional y voluntario». ¡Bah! ¡Claro! cómo si las mujeres trabajadoras pudieran permitirse ambos adjetivos. La propuesta en cuestión no solamente ultraja conquistas laborales centenarias, sino que olvida el motor central de la sociedad: La Economía del Cuidado. Esa economía invisible de la cual se saca provecho en detrimento del bienestar de quienes la sostienen: mujeres madres, abuelas madres, tías madres, cuidadoras, mujeres autónomas.

La sociedad del cuidado prioriza la sostenibilidad de la vida, articulando cuidados de las personas y del planeta. Es un camino para revertir la desigualdad social y de género en forma sinérgica con la dimensión ambiental y el desarrollo económico. Contrarresta la precarización de los cuidados y visibiliza los efectos multiplicadores de la economía del cuidado.

Naciones Unidas.

La economía de los cuidados descrita en la cita anterior vendría a subsanar la gran mayoría de los problemas actuales del universo mundial -como dice una querida amiga. No obstante, como bien lo consigna la OIT ( Organización Internacional del Trabajo), su esfera se caracteriza por alta precarización laboral, carencias amplias de protección social, riesgos físicos, mentales e incluso sexuales. Entonces, si le sumamos que ahora en CR algunas personas empleadoras van a plantear jornadas de 12 horas diarias de trabajo durante 4 días a la semana con 3 días de descanso, como una «opción» para sus trabajadoras, me pregunto a qué hora podrá está mujer cuidar su hogar y su núcleo familiar.

Porque nos guste admitirlo o no, en el gran porcentaje de las casas costarricenses, son las mujeres quienes cuidan desde la limpieza del piso, las ventanas y la vajilla, hasta los resfríos y diarreas de sus hijes, nietes, sobrines, conyugues. Son además, las que hacen las cuentas para llegar a fin de mes – y eso que según el Presi la inflación bajó y favorece el bolsillo de la clase trabajadora – y las que, si de forma ambiciosa o por necesidad o por gusto o superación personal deciden estudiar, ahora deberán sumar una tercera jornada a sus días de tan solo 24 horas. Aunque tal vez soy dramática y olvido que en CR el tráfico es kinestéticamente ágil o bueno, no recordaba que las mujeres se pueden teletransportar de su trabajo a la casa y viceversa.

Foto por Linoca Souza

Desde niña he tenido la fortuna de aprender sobre derechos laborales y siempre he recordado lo que conmemoramos los #1mayo: La conquista de 8×3 = 8 horas para trabajar, 8 para recrearse y 8 para descansar. Incluso firmemente creo que debemos luchar por tener más tiempo de ocio, para propiciar la creatividad y porque aunque no se reconozca en este sistema altamente productivo, el ocio es un derecho humano básico. Así, deberíamos entonces estar emulando al famoso Primer Mundo (!¿?!) y que nuestra batalla sea por jornadas laborales más cortas como en los Países Bajos (32,4 horas) Austria (33,7 horas), Noruega (34,1 horas), Dinamarca y Alemania (ambas con 34,6 horas) Incluso emular a Chile, país que recientemente bajó de 45 a 40 horas semanales (Universidad,2023) ¡Eso sí con la misma remuneración!

Lo anterior no solamente mejorará el bienestar de las trabajadoras del cuidado, sino que refrescará mental, física y emocionalmente a las personas. Esto permitirá respirar al sistema cultural, social y ecológicamente hablando. Mejorando las condiciones de trabajo, y sobre todo en la economía del cuidado, estamos nutriendo el pilar fundacional de nuestro éxito como especie y lo hacemos de una forma bastante tangible. Para muestra un botón:

Universalizar las licencias para el cuidado de niños y niñas, las interrupciones para la lactancia, los servicios de cuido infantil en América Latina y el Caribe, entre ellos Costa Rica, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, generaría unos 25,8 millones de nuevos empleos directos e indirectos.

De estos nuevos trabajos, se proyecta que 9 de cada 10 serían formales y alrededor de 8 de cada 10 los ocuparían mujeres. Así lo proyectó la Organización Internacional de Trabajo (OIT) en su nuevo estudio “Los cuidados en el trabajo en América Latina y el Caribe: Invertir en licencias y servicios de cuidados para una mayor igualdad en el mundo del trabajo”.

Semanario Universidad,2022.

Por tanto, tengo un poco de esperanza en que el proyecto 4×3 sea repensando por Sala 4 y por las personas diputadas antes de su votación en segundo debate. Tengo más esperanza en la movilización social para evitar su aprobación. Y mucha más en quienes sí tenemos el chance en nuestra agenda diaria de salir a marchar. Luchemos entonces para que los cuidados sean prioritarios y remunerados de forma justa y universal. ¡No al 4×3!

Lecturas sugeridas:

https://revistapesquisa.fapesp.br/es/la-economia-del-cuidar/

https://semanariouniversidad.com/pais/invertir-en-economia-del-cuidado-generaria-258-millones-de-empleos-en-america-latina/

https://delfino.cr/2023/06/defensoria-de-los-habitantes-sobre-proyecto-de-jornadas-4×3-es-un-retroceso-en-los-derechos-laborales