De enero y sus retos invisibles

“El retrato que emerge es el de un país altamente fragmentado en las condiciones propicias para el desarrollo humano y una vida digna”.

Estado de la Nación, 2023.

En mi casa nunca faltó la comida, ni el trabajo. Estas dos cosas nunca las olvido. Siempre alcanzó para untarle algo a la piña del pan y mis tíos-as iban a trabajar todos los días. En Navidad, tuve bicicleta, y en enero íbamos de paseo a Ojo de Agua. Claro, viajábamos en transporte público y con sanguiches; pero había para el pasaje de bus de toda la pelota. Nadie se quedaba por fuera. Mi familia tuvo una exitosa movilidad social. Aunque mi abu apenas leía, mis primos y yo nos egresamos de posgrados.

La Costa Rica de ese momento no es ni la sombra de la actual, y la famosa «cuesta de enero», se ha convertido en un acantilado. Se entra con un congelamiento salarial para sectores de trabajadores-as tan fundamentales para el funcionamiento del país, como son los cuerpos policiales, mientras las compañías de electricidad anuncian incrementos en sus tarifas. Hace unos días me contaba un colega que el kilo de pollo andaba en 7.000 colones. Con algo de esperanza ingenua, el dependiente del super le dijo: «¿Lo va a llevar o se espera? porque tal vez mañana amanezca más barato»…………¡Ajá!

Entonces, yo pregunto: ¿Cómo hace la señora trabajadora doméstica, madre autónoma, con tres hijos-as y con una jornada de medio tiempo, pagar su alquiler, comprar el diario*,sacar para los uniformes de la escuela, las meriendas y los pasajes del bus? Simplemente no le puede hacer frente. Para ella y su familia, cada mes es «cuesta de enero». Así, se refleja en el nivel macro en los indicadores alarmantes del recién publicado Informe del Estado de la Nación:

«…un 13,3% de los hogares se sitúa muy cerca del límite de la pobreza, lo cual habla de condiciones de vida vulnerables. Este grupo está compuesto por más de 230.000 hogares que lograron entrar al 2023 fuera del porcentaje de pobreza en el país, pero en condiciones que no se diferencian demasiado. Esa es la mayor cifra absoluta que se registra desde el año 2010, aunque en porcentaje solo lo supera el año más duro de la pandemia.»

Murillo, Universidad 2023.

El problema de la pobreza incide directamente en otros escenarios de nuestra Costa Rica, como el aumento de la criminalidad y el alto endeudamiento de la población. Incluso, incide en los niveles de frustración, desesperanza, malnutrición y expectativa de vida. Para algunes, esta situación es crítica. Yo, en lo personal, me siento sumamente agobiada, y eso que no tengo «cuesta de enero». A mí me alcanza para vivir y darme mis «gustos» -los cuales deberían ser derechos básicos: esparcimiento, alimentación saludable y descanso. Claro, el año pasado viví con el corte de la tarjeta de crédito como marcapasos, y eso que mi núcleo familiar somos únicamente dos felinos y yo.

Alguna mente menos abrumada que la mía dirá que no existe tal problema. Probablemente señalaría que todo se debe a una falta de planificación. Pensaría que no hay «cuesta de enero», ni mucho menos acantilado. Proclamaría a los cuatro vientos que se trata de un asunto de matemáticas y mala planificación financiera. Lo cual me lleva a un segundo punto de reflexión, el cual también advierte el Estado de la Nación: la desigualdad. Porque el asunto no es la pobreza en sí misma, sino la desigualdad, por cuanto ésta escinde a la sociedad en «breteadores» y «parias»; en «saludables financieramente» y «despilfarradores». Yo más bien pienso que la desigualdad exhibe atributos como el egoísmo y el oportunismo, los cuales lamentablemente son muy comunes en nuestro sistema social.

«Por un lado, la mayoría de la población que depende de empleos de sectores a los que se le aplica todos los impuestos o de trabajos informales; por otro, una minoría laboral asociada a inversiones extranjeras en negocios que en los últimos cinco años han crecido 11% como promedio, sin que la pandemia haya siquiera incomodado en sus ganancias.» 

Idem.

Por otro lado, para una minoria VIP, su Costa Rica camina viento en pompa. Sus arcas están repletas y el problema de la criminalidad lo «subsanan» con barrotes muy altos en sus propiedades, segregación física y muchas casetillas de peajes. Dejo de lado mencionar otros atributos que además posee este reducido núcleo de ticos-as, como son algunos muy antiguamente citados: avaricia y etcétera, porque sino nunca termino de escribir. Entonces, en palabras del Estado de la Nación, la cosa pinta así:

«Los investigadores concluyeron que el 1% de la población, los más ricos, reciben como un todo una cantidad de ingresos que supera al que recibe en conjunto el 50% de la población ubicada en la parte más baja de la escala de riqueza que, además, evidencia una tendencia de deterioro desde el 2005».

Idem.

Es tan grave el asunto que incluso el Editorial de uno de los medios de comunicación más conservadores de nuestro país lo escribía el pasado diciembre. Nuestra niñez hereda la pobreza; por más esfuerzo que haga, no va a escalar el acantilado. Y no se refiere al de enero, sino al de la cotidianidad. Mes a mes, día a día, niños y niñas que crecen con la panza vacía y más propensos a que la planificación financiera les importe, como digo, yo una hectárea de zanahorias ¿Cómo planificar para el futuro, sino alcanza para el mediodía?

«Unos 456.000 niños y adolescentes viven en hogares en condición de pobreza o pobreza extrema. Corren el riesgo de mantenerse en esa situación el resto de sus vidas sin la intervención de políticas estatales capaces de romper el círculo de miseria identificado por infinidad de estudios».

«En la temprana infancia, la educación preescolar y los cruciales primeros años de primaria se echan las bases del éxito educativo futuro. Pasadas esas oportunidades, es difícil recuperar el terreno perdido en cognición, psicomotricidad, lenguaje, habilidades socioemocionales y de comunicación. Ese es justamente el momento de intervenir con políticas sociales aptas para compensar las carencias familiares».

LN, 17 de diciembre 2023

Claro, con políticas sociales que se ajusten a las realidades. Sin embargo, nuestras políticas sociales han sido cercenadas para el pago de los intereses de la deuda. Y no es que se paga la deuda con lo que se le quita a esta niñez. No, ni tan siquiera estamos cerca. Los intereses de la deuda pública costarricense sumaron al cierre del 2022: Un billón 886 mil 968 millones de colones (₡ 1.886.968.000.000) Es decir, que ni cosquillas se le hace.

Así que me pregunto: ¿A quién le pagamos esos intereses? ¿Quiénes son nuestros acreedores? ¿Por qué se estanca la inversión social? o más aún ¿Por qué seguimos adquiriendo deuda tras deuda? ¿Por qué es que pocas personas se atreven a denunciar la irrupción -ya bastante obvia- del narcotráfico en nuestra economía micro y macro, en nuestra institucionalidad? O a lo mejor lo de los narcodólares y narcofamilias sea producto de nuestra imaginación. La pregunta de oro: ¿Quién gana y engrosa sus bolsillos con el deterioro social, cultural y económico de nuestro país? Les invito a buscar las respuestas. Están ahí en nuestras narices.

Además, lo que no dice el editorial antes mencionado, es que el Estado lo componemos todos los estratos de la sociedad; y cada estrato socioeconómico debe aportar según sea su ingreso. Cada persona trabajadora, empresaria o, emprendedora debe dar su grano, construir en su espacio de metro cuadrado. No podemos pretender que el dinero para políticas públicas caerá como maná del cielo. Ni tampoco se vale volvernos aporofóbicos para sacudir nuestra responsabilidad. Debemos asumir, que en nuestra Costa Rica, hace rato no se camina en equidad. No por algo se nos conoce como un paraíso fiscal donde a la evasión y a la elusión fiscal pocos se animan a cuestionarla. 

Para concluir, les invito a reflexionar este enero y pensar en sus vecinos y vecinas, más allá de sus metas personales 2024. Abrir los ojos y darse cuenta que, en Costa Rica, no somos igualiticos. Si ustedes pueden crear sobres de ahorro, enhorabuena, mas tengan presente todo el resto de este 2024, la creciente desigualdad. Mientras muchas personas cuentan las monedas para montarse al bus y se van a dormir con la panza vacía -y estoy segura que no se debe a su mala planificación financiera o a sus nulas inversiones en la bolsa, unos muy pocos, tan solo un 1%, consideran la «cuesta de enero» como una ridícula invención de pésimo gusto. Y es aquí donde todo el asunto cobra sentido.

Lecturas sugeridas:

Informe Estado de la Nación 2023

Desigualdad social se agrava ante débil respuesta estatal, muestra Estado de la Nación

Oportunidades perdidas

Un billón 886 mil 968 millones de cólones

*diario. m. Artículos de consumo doméstico que
corresponden a un día, pero. por extensión, los
destinados al consumo de una semana. Como los
trabajadores rurales y obreros reciben el salario
semanalmente. el sábado suelen comprar el diario
para una semana. /! 2. adv. Diariamente. a diario.

Diccionario de Costarriqueñismos.

44. Tirititran tran-tran ♩♪♫

Y es que eso hace la música cuando conectamos con ella, evoca un cosquilleo que se siente en el corazón y en la panza. Nos sugestiona hacia sentirnos en conexión con este mundo y sus acciones.

En la vida tocan días pesados como una escafandra y livianos como flotar en el mar. Nos tocan chaparrones angustiosos y también soles arrulladores. O en lenguaje coloquial: subidas y bajadas. Y es así como nos mantenemos remando cada día. Personalmente, jamás creí alcanzar la edad que pronto cumpliré, y además, hacerlo sintiéndome plena. Planeé escenarios en tierras lejanas y latitudes académicas. Al final, la realidad es distinta y es completamente lo que debe ser. Y es que el actualmente recetado aquí y ahora no es más que abrazar amorosamente nuestra presencia en este pleno, tanto en forma y como en fondo.

El abrazo que damos marca nuestra cotidianidad y particularmente en esta época navideña, cuando por convenciones sociales o selectivas coincidimos más, surge la necesidad en el mundo de sentirnos a gusto en nuestro aquí y ahora. Somos carga energética y en cada interacción la transmitimos. Nuestras palabras, gestos, nuestros silencios, se perciben en alta frecuencia y la tarea difícil que corresponde es articularlos de forma respetuosa y bondadosa. No se trata de hacer la masa aguada*, sino de pausar y elegir nuestra reacción.

Un ingrediente de gran relevancia para el éxito de nuestra cercanía (inter)personal es nuestra musicalidad. Decía Nietzsche que la vida sería un sinsentido sin música. La música ha sido la compañera inseparable de mi vida. Acudir a esa canción que nos pone de buen humor, a la que nos hace aflorar las lágrimas para excretar angustia, a aquella que cantamos como pros o la que simplemente amamos y no sabemos el por qué -ese piezón- es un respiro y una forma altamente sana de soportar desde la insoportable levedad del ser hasta una banalidad ciertamente pasajera.

Las Migas «El Mar» 2022

Como bailaora amateur de flamenco, el anterior ingrediente se ha vuelto un regalo cotidiano. Algunos años aprendí a respirar la canción asignada, para fin de año, porque es la que tocaba, y otras veces -como este 2023 en particular- la selección de las DJ me robó el corazón desde el primer momento. Y es que eso hace la música cuando conectamos con ella, evoca un cosquilleo que se siente en el corazón y en la panza. Nos sugestiona hacia sentirnos en conexión con este mundo y sus acciones. Soy consciente que al escuchar en esta Navidad villancicos no desaparecerá ni el terrible clima de guerra, ni tampoco la hambruna, ni la pobreza, mas al menos, es un paliativo que permea en positivo mi estado de ánimo hacia adentro y hacia afuera. Y ese granito de sol entibia este mundo frío. – Bueno frío en emociones, porque calor climático estamos que ya no se puede más.

Vinicius de Moraes dice:

“É melhor ser alegre que ser triste
Alegria é a melhor coisa que existe
É assim como a luz no coração
Mas pra fazer um samba com beleza
É preciso um bocado de tristeza
É preciso um bocado de tristeza
Senão, não se faz um samba não.”
Caetano dice 

“A tristeza é senhora
Desde que o samba é samba, é assim
A lágrima clara sobre a pele escura
A noite, a chuva que cai lá fora
cantando eu mando a tristeza embora.”
Y Martinho da Vila dice:

“Canta, canta minha gente deixa tristeza pra lá, Canta forte, canta alto,
Que a vida vai melhorar,
Quem canta seus males espanta,
Lá em cima do morro ou sambando no asfalto.”

Así que el consejo en mis cuarenta y cuatro vueltas al sol es simple: inviten a la música en todas sus formas. Nutran su talento. Eduquen su voz, aprendan a tocar ese instrumento, bailen al compás de cualquier ritmo en su sala o en la disco – o hasta en el teatro si tienen el privilegio que tengo yo. Tarareen sus sabores y griten su locura. La vida será sin duda mucho más llevadera. Mi abu decía que quien canta sus males espanta. Yo digo que al menos los demora hasta que tengamos el coraje de abrazar los retos y aceptar la confianza de esta nuestra vida que es más sencilla de lo que creemos.

Gracias Mo por el aporte de las citas de los cantautores.

*Hacer la masa aguada: Esta expresión apela a la necesidad de que las personas muestren tolerancia hacia otros. En algunos casos, la frase se orienta a la hipocresía de mostrar una cara, pero en el fondo el sentimiento es otro muy diferente.

Tradiciones de Costa Rica, UCR

¡¿Y los cuidados pa’cuando?!

Mejorando las condiciones de trabajo, y sobre todo en la economía del cuidado, estamos nutriendo el pilar fundacional de nuestro éxito como especie y de una forma bastante tangible

A Karine por la perseverancia.

La semana pasada se aprobó en primer debate en Tiquicia el proyecto de ley (Expediente 21 182) que propone las jornadas de trabajo excepcionales o el llamado 4×3. Según una política de turno, este cambio al horario laboral es «adicional y voluntario». ¡Bah! ¡Claro! cómo si las mujeres trabajadoras pudieran permitirse ambos adjetivos. La propuesta en cuestión no solamente ultraja conquistas laborales centenarias, sino que olvida el motor central de la sociedad: La Economía del Cuidado. Esa economía invisible de la cual se saca provecho en detrimento del bienestar de quienes la sostienen: mujeres madres, abuelas madres, tías madres, cuidadoras, mujeres autónomas.

La sociedad del cuidado prioriza la sostenibilidad de la vida, articulando cuidados de las personas y del planeta. Es un camino para revertir la desigualdad social y de género en forma sinérgica con la dimensión ambiental y el desarrollo económico. Contrarresta la precarización de los cuidados y visibiliza los efectos multiplicadores de la economía del cuidado.

Naciones Unidas.

La economía de los cuidados descrita en la cita anterior vendría a subsanar la gran mayoría de los problemas actuales del universo mundial -como dice una querida amiga. No obstante, como bien lo consigna la OIT ( Organización Internacional del Trabajo), su esfera se caracteriza por alta precarización laboral, carencias amplias de protección social, riesgos físicos, mentales e incluso sexuales. Entonces, si le sumamos que ahora en CR algunas personas empleadoras van a plantear jornadas de 12 horas diarias de trabajo durante 4 días a la semana con 3 días de descanso, como una «opción» para sus trabajadoras, me pregunto a qué hora podrá está mujer cuidar su hogar y su núcleo familiar.

Porque nos guste admitirlo o no, en el gran porcentaje de las casas costarricenses, son las mujeres quienes cuidan desde la limpieza del piso, las ventanas y la vajilla, hasta los resfríos y diarreas de sus hijes, nietes, sobrines, conyugues. Son además, las que hacen las cuentas para llegar a fin de mes – y eso que según el Presi la inflación bajó y favorece el bolsillo de la clase trabajadora – y las que, si de forma ambiciosa o por necesidad o por gusto o superación personal deciden estudiar, ahora deberán sumar una tercera jornada a sus días de tan solo 24 horas. Aunque tal vez soy dramática y olvido que en CR el tráfico es kinestéticamente ágil o bueno, no recordaba que las mujeres se pueden teletransportar de su trabajo a la casa y viceversa.

Foto por Linoca Souza

Desde niña he tenido la fortuna de aprender sobre derechos laborales y siempre he recordado lo que conmemoramos los #1mayo: La conquista de 8×3 = 8 horas para trabajar, 8 para recrearse y 8 para descansar. Incluso firmemente creo que debemos luchar por tener más tiempo de ocio, para propiciar la creatividad y porque aunque no se reconozca en este sistema altamente productivo, el ocio es un derecho humano básico. Así, deberíamos entonces estar emulando al famoso Primer Mundo (!¿?!) y que nuestra batalla sea por jornadas laborales más cortas como en los Países Bajos (32,4 horas) Austria (33,7 horas), Noruega (34,1 horas), Dinamarca y Alemania (ambas con 34,6 horas) Incluso emular a Chile, país que recientemente bajó de 45 a 40 horas semanales (Universidad,2023) ¡Eso sí con la misma remuneración!

Lo anterior no solamente mejorará el bienestar de las trabajadoras del cuidado, sino que refrescará mental, física y emocionalmente a las personas. Esto permitirá respirar al sistema cultural, social y ecológicamente hablando. Mejorando las condiciones de trabajo, y sobre todo en la economía del cuidado, estamos nutriendo el pilar fundacional de nuestro éxito como especie y lo hacemos de una forma bastante tangible. Para muestra un botón:

Universalizar las licencias para el cuidado de niños y niñas, las interrupciones para la lactancia, los servicios de cuido infantil en América Latina y el Caribe, entre ellos Costa Rica, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, generaría unos 25,8 millones de nuevos empleos directos e indirectos.

De estos nuevos trabajos, se proyecta que 9 de cada 10 serían formales y alrededor de 8 de cada 10 los ocuparían mujeres. Así lo proyectó la Organización Internacional de Trabajo (OIT) en su nuevo estudio “Los cuidados en el trabajo en América Latina y el Caribe: Invertir en licencias y servicios de cuidados para una mayor igualdad en el mundo del trabajo”.

Semanario Universidad,2022.

Por tanto, tengo un poco de esperanza en que el proyecto 4×3 sea repensando por Sala 4 y por las personas diputadas antes de su votación en segundo debate. Tengo más esperanza en la movilización social para evitar su aprobación. Y mucha más en quienes sí tenemos el chance en nuestra agenda diaria de salir a marchar. Luchemos entonces para que los cuidados sean prioritarios y remunerados de forma justa y universal. ¡No al 4×3!

Lecturas sugeridas:

https://revistapesquisa.fapesp.br/es/la-economia-del-cuidar/

https://semanariouniversidad.com/pais/invertir-en-economia-del-cuidado-generaria-258-millones-de-empleos-en-america-latina/

https://delfino.cr/2023/06/defensoria-de-los-habitantes-sobre-proyecto-de-jornadas-4×3-es-un-retroceso-en-los-derechos-laborales

Urán Chirripó: ruta amorosa

Conquistar la cumbre del Chirripó por la ruta de Herradura Úran constituye un logro extraordinario y el éxito fue sin lugar a duda del amor propio, mutuo y el de nuestro guía, Adolfo de Urán Tours.

A Thelma por el empuje.

Una persona puede realmente imaginar hacer algo. Planificar sus pasos, organizar tareas y levar anclas. Sin embargo, por más imaginación y más preparación, hacer las cosas en ese ahí y ahora es totalmente una experiencia única. Para mi grupo de compas caminantes Za-pateando Costa Rica, conquistar la cumbre del Chirripó por la ruta de Úran -este enero 2023-, la más técnica de las tres existentes, constituye un logro extraordinario y el éxito fue sin lugar a duda del amor propio, del mutuo y de nuestro guía, Adolfo de Urán Tours.

Como dice nuestra querida Gladys el «caminar por la cordillera, saltar las piedras cantarinas – bailarinas les digo yo-, soportar el frío, escalar -riscos muy muy altos-para llegar a las cimas -Urán (3660 msnm) y Chirripó (3820 msnm) y andar entre ese matorral – y camino de piedra «concha»- en la oscuridad, deseando una sopa negra de recompensa» nunca estuvo tan claro en nuestra proyección de esta aventura.

La Ruta Herradura Urán Chirripó es como dice Adolfo, una ruta altamente técnica y demandante. Pero también es una ruta más que hermosa. Las vistas panorámicas me hicieron llorar de plenitud y los descensos rezar para llegar a destino. Son distintos relieves. Yo que no sé mucho de geografía, aprendí sobre el subalpino, el páramo, sobre el bosque nuboso tropical, sobre que no volver a empacar y sobre lo lo que sí. Cada paso que se da es una proeza y al mismo tiempo un riesgo, que con el apoyo de un excelente guía se conquista de manera sana y enriquecedora.

Si está pensando en subir Chirripó, mandese valiente. Ojalá este mosaico le motive. Conozca sobre las tres rutas para llegar a cumbre 1. San Gerardo 2. San Jerónimo y 3. Herradura Urán, organice su grupo, planifique y sobre todo llegado el momento, viva la experiencia, sienta cada paso y respire profundo esa sensación que solo da el adentrarse montaña adentro.

Clic para mapa e info: Herradura-Base Aurora-Paso de los Indios-Urán-Chirripó-San Gerardo

Si escoge la ruta 3, le aseguro que podrá sentir dolor físico y mental, pero no se va a arrepentir y sobretodo no lo hará con la guía experta y generosa de Adolfo de Urán Tours ( +506 8599 6153). Agradecida con mi cuerpo, con la Pachamama, con mi equipo, con las personas porteadoras, con cada caminante y servidor del PNC que nos topamos en el camino, con cada palabra de aliento, cierro este mosaico agradeciendole a él y a su familia, con palabras de Gla:

Le doy gracias a Dios por habernos llevado y traído con bien a esta gran aventura. A usted Adolfo, muchísimas gracias por ayudarnos a realizar tan maravillosa experiencia, por todos sus cuidados y sus enseñanzas, desde que llegamos a su casa, la deliciosa comida de doña Virjita , el panecito que nos acompañó y por esa olla de carne que fue el broche de oro para cerrar esta maravillosa experiencia.

*Crédito de muchas fotos a mis compas de Za-pateando y al ojo del guía*

43. Atrás para el impulso

«El impulso es esa fuerza que puede movernos desde la melancolía de los finales hacia la belleza de los principios». -RG

Llevo varias madrugadas con algo de insomnio. No han sido semanas fáciles. Muchas tareas pendientes y por eso reflexiono que este 2022 ha sido más cansado que los dos años anteriores. ¿Difícil de imaginar? A ver. Al 2020 mejor ni darle mucha cabeza; sobrevivimos a punta de valentía y solidaridad. El 2021 fue cómó «¡A mirá vos aquí seguimos»! y habían en el ambiente texturas bondadosas. Sin embargo, este año ha sido bastante grosero. Y elijo esa palabra porque es la única que me toca el corazón y la panza. Aún así, ventoso y aguacereado, me ha enseñado y a lo mejor a ustedes también.

Les propongo estas anotaciones.

¿Qué nos impulsa a seguir andando, ya sea a modo cross fit o a pasito tun tun? Pues ese espíritu de fuerza humana resiliente, el cual identificamos de manera más fácil en personas que han pasado enormes vicisitudes -mártires por ejemplo, y que comunmente no lo reconocemos en nosotros/nosotras. Y es que para mí -al menos- tanto esfuerzo necesitan luchas internas que quizá parecen nimiedades, como duelos profundos que debemos afrontar. Mi abu decía que cada cabeza es un mundo y yo digo: cada cabeza, cuerpo y corazón son un mundo. Cada persona libra sus propias batallas. Y eso en sí es absolutamente meritorio.

«Atrás ni para tomar impulso»….¡Mmmmm pues no! Claro que sí se vale. Retrocedamos dos pasos, hagamos pausa, trazemos ruta, reagrupemos, que no todo siempre es hacia adelante. «Según la Física, la fuerza tiene cuatro propiedades fundamentales que son: la intensidad, la dirección, el sentido y el punto de aplicación» y estos principios los podemos moldear, según sea nuestra intención o propósito. Escribió una amiga querida: «La fuerza es impulso» y como tal energética. Por tanto, está sujeta también a fallos y a la necesidad de recargarla cada que se requiera. Lo que sí no se vale es atorarse en un retroceso lleno de «hubieras» o reclamos. Lo que no se vale es no impulsar nuestros sueños ni deseos.

3. Y si entonces la propuesta es que se valen las pausas y los pasitos pa’trás para tomar impulso, me viene útil recordar un texto que escribí hace algunos meses. Debo reconocer que no lo practico tanto como debería, por lo mismo retrocedo, lo releo e intento de nuevo ponerlo en práctica. ¿Será que parte de lo grosero de ese año para mí yace en la pesadez de mi quejido? Este ejercicio lo retomo y les invito a hacerlo. El lenguaje es parte fundamental de la comunicación básica y puede darnos impulso o robarlo a otras personas, como a nosotras/nosotros. Cito a mi querida amiga de nuevo: «El impulso es esa fuerza que puede movernos desde la melancolía de los finales hacia la belleza de los principios» . Y esto lo conseguimos tanto con nuestras acciones y nuestras palabras para afuera como para dentro día a día.

¡Dele play y pongale sabor!

La clarividencia de nuestras palabras

A Gabo por hacerme aterrizar siempre con ternura.

«La palabra crea objetos» leí por ahí y me parece una frase poderosa. La interpreto como ese power que tiene la producción del lenguaje. Seamos relativistas o universalistas, existen articulaciones profundamente interesantes donde transitan nuestros deseos y miedos, y que al verbalizarlos cobran vida. Al enunciar construimos y con ello comunicamos. No obstante, considero – al menos en mi caso – que he subvalorado lo que comunican mis palabras. No siempre, pero he descuidado estar atenta y aquí nace este mosaico.

No me había percatado de cuan whiny– Jamás había escrito esta palabra en inglés – he sido en muchas ocasiones. Sé que es usual hacerlo y no es del todo insano hacerlo. Lo que ocurre es que si no se presta atención al uso recurrente de adjetivos de connotación negativa, los cuales utilizamos para referirnos a una situación o persona, estamos transmitiendo a nuestro receptor toda una bolsa cargada de nuestros quejidos y solo tal vez la cargamos una vez más en nuestros hombros.

A ver explico. Hay situaciones y personas en la vida que no nos son tan placenteras. – Yo no soy placentera para muchas/muchos. ¡Y está bien!, sin embargo, al estar verbalizando nuestro malestar constantemente en forma de quejido -eso sí, no me refiero a conversaciones asertivas- únicamente estamos creando objetos oscuros y pesados, los cuales nos continuan envolviendo en esa insatisfacción e incluso hará sentir – con bastante acierto – a nuestros receptores cuan infelices somos. Y sí tal vez nos sentimos así, mas pudiera ser que estemos obviando los soles que de cuando en cuando se asoman.

Dice una amiga muy sabia «que todo es actitud» y tiene toda la jeta llena de razón, como decimos en Tiquicia. No se trata tampoco de andar todo el tiempo como Ned Flanders en modo: «¡Lindo lunes!» «¡Feliz martes!» Pero sí de prestar toda la atención a escuchar nuestras palabras antes de verbalizarlas. Estas palabras permean nuestro imaginario y construyen en otros nuestras percepciones.

Si la palabra crea objetos, entonces nuestras palabras crean de cierta forma una realidad, y si estamos en un momento de la vida, durante el cual nos sentimos frustrados, desanimados, surge una oportunidad de sentarnos a escucharnos. – ¡Ojo! que no me refiero a personas que estén deprimidas. Eso es un asunto muy complejo. – Me refiero a examinar cualés adjetivos y expresiones usamos y por qué las escogemos.

Al entrenarse en un idioma, una habilidad es la elección de palabra, la tan usada w.c. en los examenes de inglés. ¿¡Qué tal sí lo aplicamos a nuestra cotidianidad!? Son miles de palabras en cada idioma. Millones de combinaciones posibles. Así que parte del aprendizaje, será escucharse antes de elegir una palabra. – Y yo tan apresurada para hablar, deberé esforzarme. Ahí está el reto, evitar generalizaciones, evitar quejidos recurrentes que son en muchos casos verborrea de una sociedad que no hace pausas, y donde se escupen palabras sin prestar atención al poder que éstas engendran. Este es el ejercicio sencillo que les propongo: hacer uso de la clarividencia de nuestras palabras.

6 de febrero ¿ y en medio qué?

Costa Rica se nos va por el caño y parecen desvelarnos estos graves problemas únicamente en tiempos electorales.

Hace 4 años voté en contra de alguien, por miedo. Esa fue la consigna asimilada en algunos de mis círculos cercanos. Recuerdo que la línea discursiva en los grupos de WA era: » ¡¿cómo se le ocurre no votar por CAQ; no ve que sino va a quedar el predicador y a la m….. los derechos humanos?! Y claro, no es que no me interesen los derechos adquiridos por poblaciones sexualmente diversas o no poder tener la libertad de tomar anticonceptivos y tener sexo fuera del matrimonio, sin sentir que me iré al infierno?! ¡Por supuesto que me importan estos derechos de tercera generación! sin embargo, luego de escuchar debates y leer planes de gobierno ambos, para mí, eran en política macroeconómica similares, con alguno que otro tono discursivo distinto. Y esto gente afecta directamente los derechos básicos de trabajo decente, salud, educación y vivienda.

Así que este año, no deseo votar en contra. Quiero ejercer mi derecho al voto porque me siento identificada con alguien, su equipo y su modelo de país. No obstante, veo muy difícil que eso ocurra. Sigo sin hacer clic. Entonces, trato de analizar mis senti-pensares y ¡Eureka! lo descubro. Lo que me agobia en el fondo es lo que sucede constantemente entre elección y elección. La Tiquicia cotidiana que veo al caminar por Chepe. Nuestra casi completa aceptación de la indigencia y la informalidad laboral; la casi nula preocupación por la elevada desigualdad y la casi tranquila tolerancia ante la corrupción. Costa Rica se nos va por el caño y parecen desvelarnos estos graves problemas únicamente en tiempos electorales. Quizás opinen diferente o decidan no continuar leyendo. Yo, tampoco escapo a esta apatía. Y por esta razón quise escribir, para aterrizar ideas y reflexionar un poco al menos.

Creo que el aprendizaje es que quienes vivimos en Costa Rica, debemos urgentemente incomodarnos y actuar. Participar en nuestras juntas cantonales, en nuestras comunidades, leer sobre inequidad, mirar a nuestro alrededor. Saber quienes son nuestros diputados y diputadas y que hacen, votan o no durante su mandato. Tener memoria y recordar las afrentas contra nuestro país, las caras y nombres de los Panama Papers; identificar a quienes han usufructuado del erario público, a quienes se pasean entre puertas giratorias. No se vale desentendernos y cada cuatro años sentir indignación porque ninguna candidatura funciona. Yo sé que tendremos puntos de partida diferentes, pero en la democracia participativa podemos producir cambios.

Yo aún no sé si iré a votar o no, lo cual contradice lo que escribí hace un tiempo: «El ejercicio del sufragio implica un derecho constitucional y un deber cívico con este país» – ¡¿tal vez he deconstruido esta idea o esté en un estado de hastío político electoral insalvable?! – Tampoco le digo a nadie como hacerlo. El meollo del asunto va más allá de quien será Presidente; el asunto son nuestras acciones cotidianas y la rendición de cuentas que demandemos. Nuestra participación activa en luchas, los chorizos que reusemos, la información que busquemos.  Lo realmente relevante de este 6 febrero es decidir activamente construir un país con justicia social y democracia real. Disfruto el humor de las elecciones, pero no podemos quedarnos en verborrea sin actuar. Como decía el gran José Martí: «la mejor forma de decir es hacer» y hacer cada día, no solo los domingos electorales cada 4 años.

Tips 1/No vote protesta. Una democracia participativa se contamina al votar por miedo. Si no le gusta ninguno, pues no le gusta. No se centre en las diferencias; busque similitudes con la agenda y las acciones de cada partido 2/Observe más su entorno, escuche a la gente en el bus, habla con su vecino, su peluquerx, su familia y preste menos atención a las encuestas, a la prensa, a lxs influencers 3/En suma, no siga el juego; rompa las reglas de la política tradicional. 4/Active su memoria, recuerde quien hizo qué y a dónde quiere llegar hoy.

Tomado de mi reflexión en 2018, para la segunda ronda.

42. Navidad amplificada

Desempolvo el suéter de reno, preparo un tazón extra por la mañana y agradezco por la amplitud de las posibilidades.

Jamás creí alcanzar esta edad sintiéndome feliz y plena. De hecho, nunca pensé llegar a cumplir 42 años. Cuando una es una persona altamente sensitiva todo se amplifica y muchas veces, especialmente y en mi caso, en edades tempranas, se corre el riesgo de tragarse el llanto y asumir responsabilidades cargadas de pesadez. No obstante, el amor de mi familia y los amigos que este universo me otorgó me han permitido aprender a adaptarme, claro está, sin renunciar a mi corazón.

Este aprendizaje no ha sido plano. Ha tenido como dicen por ahí ups and downs. Hay días tibios, serenos y otros helados y turbulentos. Pero algo permanece, los diciembres de olas ventosas y reencuentros. Cada llegada de diciembre, se acerca mi cumpleaños. No suelo promulgarlo en altavoz, pero mi gente cercana suele recordarlo fácilmente. Así que, con las luces navideñas, el rompope y los tamales se asoma una nueva vuelta al sol. Durante muchos años, quise creer que no era de mi agrado este tiempo. Pero de alguna manera, logró brotar de mí lo contrario. Tal vez tuve miedo de sentirme tan feliz que luego ¡Plaf! viniera una tragedia. Y es que para quienes me conocen bien, me cuestan los grises en la vida – aunque trabajo en su búsqueda harmoniosa.

Así que este diciembre, luego de un año movido, de despedidas que no se escogieron, de caídas abrumadoras y recesión económica, abrazo la navidad con todas sus luces y sonidos. Desempolvo el suéter de reno, preparo un tazón extra por la mañana y agradezco por la amplitud de las posibilidades. Por los senderos recorridos con caminantes empunchados y risueños, por el apoyo recibido, por los ungüentos, por el internet que trae mensajes desde otras latitudes, por el zapateo de los viernes y las visitas cálidas. Abrazo un año más de vida y me alisto a celebrar estas fechas de manera amplificada y con la propuesta de prestar más atención al sonido bondadoso del espíritu, y no tanto al ruido de la mente. Enfocarme, escuchar amablemente, y respirar; todo de manera amplia y honesta ¡Esta Navidad la quiero vivir amplificada!

«Pensamientos amables – palabras amables – intenciones amables» por Budda Doodles

Boris en cuento corto para peques

Aquí junto a mí está Boris.

Boris es mi gato. Tiene ojos grandes y profundos.

Ronrrrrrronea muy fuerte.

Hoy está algo enojado,

porque llueve y no puede salir a chapusear.

Boris es mi gato.

Tiene tanta flexibilidad que me da miedo que un día

se haga chicle y no pueda desatorarse.

Boris es mi gato.

Es amarillo como la providencia.

Boris me dice con sus ojos cuanto me quiere

Y yo le respondo con mis manos

en su suave y cálido lomo.

Casi lo olvido, Santa Klaus le trajo a Boris un hermano:

Coquito.

Coquito ronrrrronea mucho más que él.

Juegan, cenan y duermen juntos.

A veces lo hacen separados, pero siempre se buscan.

Y en esta Navidad escuchan atentos Villancicos

en tres idiomas francés, inglés y español.

Me miran fijamente y creo que pronto también los cantarán.

La gentil magia del esfuerzo

2. m. Empleo enérgico del vigor o actividad del ánimo para conseguir algo venciendo dificultades.

Para M.

La segunda acepción del verbo «Esforzar» en el DRAE se ajusta a mi sentir. Me hace recordar a personajes como Forrest Gump, quien aunque quizá sin quererlo, se esforzó por ser un buen ser humano. Saltan a mi cabeza, corredores-as volando a la velocidad de la luz en los 100 metros plano. Gimnastas elevando sus brazos con una sonrisa luego de levantarse de una caída y de vuelta a las acrobacias. Pero de la misma manera, en un plano mas terrenal, mámas con tres jornadas de trabajo; agricultores despertando al alba para arar la tierra, su pedacito. Niñas-os aprendiendo a andar en bicicleta. Personas no tan en forma corriendo por las mañanas. Caminantes de todos los niveles cosechando kilómetros de aventuras. Todas estas personas son ejemplo de esfuerzo.

Y ahí está el detalle, como diría Cantinflas. El esfuerzo es mágico. Nos nutre. Nos estimula. No es fácil esforzarse. Cuesta sacar esa energía y ponerla a producir, sopeso de las dificultades. No es nada fácil ponerse la ropa deportiva cuando una no luce como dicen las campañas globales. Y aún así, se llega al gimnasio a sudarla por la salud, por la serotonina. No es placentero -en el momento- montarse en la bicicleta y caerse cada cinco segundos. Duelen las rodillas; duele el ego. Y por eso es que repito: El esfuerzo nos nutre. Nos revitaliza porque luego de esforzarnos nos sentimos vivos-vivas. Cuando se logra el equilibro, cuando se nadan varias piscinas, cuando soltamos ese hábito nocivo, cuando dejamos ir lo que no fluye. Ahí nos esforzamos y el flujo energético nos aligera la carga, los omoplatos, el corazón y la mente.

¡Levántate y brilla!

Nos esforzamos física, mental y socialmente. Y aquí otro gran alcance de sus bondades. La convivencia con nuestros coterráneos implica nuestro esfuerzo y el de ellos-ellas. Aún más en estos tiempos convulsos. Debo reconocer que lo intento, pero a veces no me es tan fácil. Esforzarse por no desesperar ante lo que encuentro molesto. Ojo no se trata de soportar malos tratos ni estupideces, sino de esforzarnos en generar empatía, en mirar en la otra persona a alguien que también se esfuerza. La solidaridad implica esfuerzo común. Dar cuando podemos y queremos y recibir cuando lo necesitamos. Esforzarnos en la construcción de un mundo menos gacho. Y para que esta ecuación funcione hay algo que es necesario reconocer: el esfuerzo debe venir desde adentro y ser honesto. Si no se desea esforzarse, este no tendrá esa gentil magia. Porque el esfuerzo es actitud más que aptitud y nuestro espíritu lidera la misión.

Así las cosas, encuentro una necesidad grandiosa de pausar y mirar cual es nuestra relación con el esfuerzo. Darnos una palmadita en el hombro por intentarlo o de una vez por todas dar ese salto del sofá y dejar que sus bondades nos cobijen. Sea cual sea nuestro esfuerzo, estoy plenamente convencida de su poder transformador, a toda escala y en alcance planetario.

«Perspective is everything when you are experiencing the challenges of life.» /»La perspectiva lo es todo cuando se experimentan los retos de la vida».

Joni Eareckson Tada, autora estadounidense y defensora de las personas con discapacidad