La muerte y sus estelas de amor

A F. y M. por compartir sus estelas.

La vida se resume en un verbo: ‘vivir’; pero vivir dándote cuenta de que estás viviendo. Hay gente que recién en el lecho de muerte lo advierte; esto es una pelotudez. Por suerte, yo me di cuenta hace mucho, por eso soy feliz y quiero compartirlo con ustedes. Para finalizar, quiero contarles algo muy íntimo que me está sucediendo: mis omóplatos se están covirtiendo en alas…no se lo cuenten a nadie ¿eh?…

Extracto de Solo los besos nos taparán la boca de Hernán Sánchez Barros

Como tantas personas, huyo conscientemente de velas y entierros. Hay algo en estos espacios que me aterra. Puede ser que soy divinamente sensible, se me estruja el pecho ante el dolor y simplemente se me desdibuja la sonrisa. En fin que lloro. Como me dijo de manera fría un tirano doctor hace años: «¡Ah, usted es de las que llora por todo!» Y entonces le sumo mis creencias endoculturadas sobre la muerte, las cuales debo dejar constancia que estoy desaprendiendo a punta de expandir cosmos, y pues que llevo años evadiendo funerales. Entonces, imaginará usted que bucearé en estas líneas sobre muerte y sus dolores. Acierta en lo primero mas se apresura en lo segundo. Felizmente les contaré sobre la muerte y sus amores. Amores que llegaron a mí como una epifanía íntima cargada de luz y fe.

Jamás antes había sentido tanto amor en el ambiente. De hecho, nunca me imaginé que asistir a un ritual funerario me dejara con el alma cargada de energía. Sentada discretamente atrás observé como acostumbro desde niña los saludos sororos y fraternos. Abrazos corrían como aguas en un río caudeloso. Pero estos abrazos iban acompañados de sonrisas sinceras. Imagino que muchos/muchas no se veían desde hace tiempo, pero la distancia no hizo mella en el cariño. Poco a poco me quedaba más perpeja ¿Qué ocurría? ¿Estaba yo en el lugar correcto? Sí, efectivamente lo estaba. Quizás yo era la que no estaba lista para disasociar la muerte del dolor. Quizás para mi las despedidas siempre deben ser tristes.

¡Cuán reconfortante descubrirle otros colores a la muerte! He leído sobre otras culturas y su transición al más allá como manifestación de gozo, pero nunca antes lo pensé vivir en suelo tico. Mientras observaba divagaba sobre mis deseos al morir, los cuales por supuesto fueron moldeados con este nuevo descubrimiento. A ver:

  • Nadie temerá usar color blanco ¡Qué lindo mirar a una hija decirle hasta pronto a su madre vistiendo una sonrisa blanca de brillo gozoso.
  • Solo alegres serán las canciones ¡El que canta sus males espanta!, decía mi abu.
  • No habrá ataúd ¡Qué mi coche se quede en este plano y mis cenizas corran con el viento hacia la mar!
  • Qué mis dolientes se abracen en buenos deseos y retumben las risas de niños y niñas.

Para que lo anterior ocurra, un elemento debe sumarse a la ecuación: la plenitud de la vivencia. Si una certeza descubrí al escuchar las palabras de despedida pronunciadas en la ceremonia es que quien partió vivió y amó cada día. Amó y disfrutó sus peculiaridades, sus talentos, sus seres queridos, su vida y más aún pintó innumerables estelas cargadas de luz entre los seres que se cruzaron en su camino. No la conocí, pero fue como si en cada una de las personas asistentes pudiera sentir su alegría, su humor y su agradecimiento. Y es que vivir es eso: amar de manera alegre y con alta gratitud.

No puedo asegurar que lo anterior se repita, ni tampoco que mi fortaleza espiritual esté activa en caso de una muerte cercana; sin embargo, mi gente próxima produce estelas de amor constantemente y eso es un excelente presagio. Entonces a vivir plenamente, cada día como lo que sencillamente es: nuestro aquí y nuestro ahora. Por cuanto queda constancia que cultivar la plenitud es parte esencial de un reconfortante hasta luego mortuorio ¡Y vaya que es una experiencia poderosamente transformadora!

Death be not proud, though some have called thee
Mighty and dreadful, for, thou art not so,
For, those, whom thou think’st, thou dost overthrow,
Die not, poore death, nor yet canst thou kill me.
From rest and sleepe, which but thy pictures bee,
Much pleasure, then from thee, much more must flow,
And soonest our best men with thee doe goe,
Rest of their bones, and souls deliverie.
Thou art slave to Fate, Chance, kings, and desperate men,
And dost with poyson, warre, and sicknesse dwell,
And poppie, or charmes can make us sleepe as well,
And better than thy stroake; why swell’st thou then;
One short sleepe past, wee wake eternally,
And death shall be no more; Death, thou shalt die.

John Donne (1572-1631)

….

(Traducción al español)

Muerte, no te enorgullezcas, aunque algunos te hayan llamado
poderosa y terrible, no lo eres;
porque aquellos a quienes crees poder derribar
no mueren, pobre Muerte; y tampoco puedes matarme a mí.
El reposo y el sueño, que podrían ser casi tu imagen,
brindan placer, y mayor placer debe provenir de ti,
y nuestros mejores hombres se van pronto contigo,
¡descanso de sus huesos y liberación de sus almas!
Eres esclava del destino, del azar, de los reyes y de los desesperados,
y moras con el veneno, la guerra y la enfermedad;
y la amapola o los hechizos pueden adormecernos tan bien
como tu golpe y mejor aún. ¿Por qué te muestras tan engreída, entonces?
Después de un breve sueño, despertaremos eternamente
y la Muerte ya no existirá. ¡Muerte, tú morirás!